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‘1984’ en 1984


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Lo horrible es que, con todos los respetos para George Orwell, ‘1984’, sea un éxito de librería en 1984, Año del Señor. Terrible que la fecha-título titule el año”. Así comenzaba Antonio López Campillo ‘The Warning’, su artículo incluido en pequeño volumen que Austral publicó en 1984 para hablar de ‘1984’. Hoy, 29 años después, lo horrible es realmente horrible y ‘1984’ ha pasado del 11.855 al tercer puesto de los más vendidos en Amazon. Todo después de que Edward Snowden revelase que tanto EE.UU como Gran Bretaña saben todo lo que hacemos en Internet.

No estamos sometidos a la implacable mirada del Gran Hermano” escribía Carlos García Gual en la presentación de los 13 artículos de Orwell: 1984’. Como él, son varios los autores que se sienten obligados a explicar que la distopía de Orwell – escrita en 1948 (de la inversión de las últimos dos números deriva la caprichosa elección de la fecha-título) – no era una profecía tecnológica, sino una advertencia moral. En el año 1984, el totalitarismo real estaba al otro lado del telón de acero e Internet, y su cambio vital, sólo existía en el cyberpunk de William Gibson, que ese mismo 1984 publicó Neuromante’.

No recuerdo cuándo compré ‘Orwell: 1984’, sólo sé que no fue hace 29 años. Leído ahora, cuando la profecía tecnológica se ha cumplido y el control de lo que hacemos es total, es sin embargo más obvio que Antonio López Campillo- un hombre renacentista que ha hecho muchas cosas pero al que siempre recordaré por las fantásticas píldoras televisivas de La isla del Tesoro, su original programa de libros – tenía razón: “el libro de Orwell es una advertencia de que aquí y ahora se puede pasar a una situación de tipo soviético”.  Aunque la advertencia se haya cumplido ¡18 años después de que se extinguieran los soviéticos! (y por sus vencedores).

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En su artículo, López Campillo define el totalitarismo como  “todo régimen cuyo gobierno no conoce límites a su intervención en todos los ámbitos de la sociedad y que controla, o pretende controlar, en una proporción considerable la vida de sus súbditos”. Ahora que el subcontratado de la CIA“¡Malditas subcontratas!”, habrá gritado en algún mandamás  en el cuartel general de esa casa de cenizasEdward Snowden ha revelado al mundo que dos de las democracias más antiguas del mundo actúan como un gobierno totalitario, la cuestión es si aún estamos a tiempo de que Orwell nos salve.

Abundan las gentes que son como la primera mujer de Winston Smith, en cuya cabeza (desde aquí escribe Orwell) “no había un solo pensamiento que no fuera un slogan. Es lo que decía ya en 1984 Carlos García Gual, sin los 140 caracteres de Twitter de por medio. La ‘neolengua’ de ‘1984’ y el ‘doblepensar’ de los políticos y élites que nos gobiernan llevan décadas entre nosotros.  Para explicar nuestra responsabilidad en el drama de Orwell, López Campillo nos remite al discurso ‘De la servidumbre voluntaria’ de Étienne de La Boétie.

Es increíble cómo el pueblo , a partir del momento en que es sometido – escribe La Boétie -, cae tan bruscamente en un olvido tan profundo de la libertad, que no es posible que se despierte para recuperarla, sirviendo tan limpia y voluntariamente que se diría, viéndolo, que no ha perdido su libertad, sino que ha ganado su servidumbre”. Es lo que debieron pensar los súbditos de los monarcas absolutistas, que no leyeron a La Boétie o, sencillamente, le despreciaron.

Así que podemos aceptar el control de todo lo que hacemos en la red como algo inevitable o, peor aún, como el peaje necesario por tener Internet. Si es así, se confirmará lo que Orwell  -sin prever la clonación y nuestro dominio del ADN – escribió casi una década antes de su libro fecha: “Podría suceder que se llegue a producir una nueva raza de de hombres que carezcan de toda aspiración a la libertad, del mismo modo que se podría crear una raza de vacas sin cuernos”.

Orwell: 1984. Reflexiones desde 1984’. Varios autores. Editorial Espasa-Calpe UNED. Madrid, 1984. 318 páginas, de 5 a ¡28,57! euros.

Discurso de la servidumbre voluntaria’. Étienne de La Boétie.  Editorial Trotta. Madrid, 2008. 10 euros.

Lo que Orwell no predijo

Pd. (24/6/13): Gracias a Ana V. he descubierto El ojo electrónico: el auge de la sociedad de la vigilancia, un libro de David Lyon editado por Alianza en 1995. Aunque la tecnología haya avanzado, las cuestiones éticas que plantea son hoy más actuales que entonces.

Pd. 2 (26/8/13): Os invito a leer El peor sitio del mundo‘, el artículo que hoy publica en EL PAÍS Javier Rodríguez Marcos sobre ‘1984’ y el caso Snowden.

Pd. 3 (14/2/14): Hoy  ‘El Cultural’ ha publicado un especial sobre ‘1984’, con este gran artículo de Juan Bonilla y este puñetazo de Fernando Aramburu, que desvela que en su biblioteca Orwell comparte estante con Chaves Nogales y Camus.

 

5 respuestas »

  1. Yo que pensaba tan infantilmente. que disponíamos de unos medios, totalmente democráticos. Veo con amargura que estamos atrapados y controlados, por estos dictadores, llamados demócratas.

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  2. Resulta una enorme paradoja que fuera con los libros de Orwell (1984 y La rebelión de la granja) que Amazon tuviera, en 2009, su primera gran polémica a propósito del modo de controlar los Kindle.

    http://www.enriquedans.com/2009/07/amazon-el-kindle-y-la-mano-negra-que-se-lleva-tus-libros.html

    Lo importante además será que esa democracia vaya acompañada de un estado de competencia, porque lo de Google tampoco es como para tranquilizar mucho.

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  3. Muchas gracias por tu comentario, Josep. Con cualquier título, la incursión de Amazon era censurable, pero que fuera con ‘1984’ y ‘Rebelión en la granja’ hizo aún más llamativa la «desaparición» de los libros. Un abrazo.

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