“Se puede descubrir el mundo a través de un periódico. También se pueden descubrir los intereses del grupo propietario, las manías personales del director, un buen puñado de errores y a veces un poco de, por utilizar su expresión, «ficción interesada». Un periódico es un artefacto complejo que conviene manejar con cuidado. Y con un punto de escepticismo, como todo en la vida”.
Quien habla es Enric González, columnista necesario y cronista ejemplar de El País. Después de años de corresponsal en la ciudad santa y ruinosa, González ha recopilado sus mejores historias para dejarnos un nueva “guía de contexto de una ciudad”. “Historias de Jerusalén” – que cierra una trilogía iniciada con “Historias de Londres» y seguida por “Historias de Nueva York”– es un viaje breve repleto de historias. Desde el rabino argentino que se convirtió al judaísmo tras el corralito hasta el inversor palestino que invirtió y perdió todos sus ahorros en un túnel de contrabando de Hamas.
“Los libros sobre ciudades suelen ser de dos tipos: embelesadas historias de amor o crónicas tristes de una decepción«. González dice que llegó a Jerusalén con sus tres gatos, su pareja y prejuicios projudíos. Unos prejuicios que no implicaban una visión antipalestina: en sus historias jerosolimitanas hay intransigentes a ambos lados de la fe. Te toca decidir si este libro es una historia enamorada o una crónica de tristeza.
NOTA: “El oficio periodístico está mal, como siempre. Llevo 30 años en esto y nunca ha estado bien. Pero está mejor que la metalurgia, la minería o la inversión filatélica, o sea que tiene un pasar”. Enric González no ha escrito aún “Historias de Jerusalén”. Quizá nunca lo haga, aunque creo que sería un libro muy interesante y, si fuera su editor, le daría un adelanto. Al fin y al cabo, los responsables de El País le han dado la oportunidad de escribirlo. A cambio de mandar a González a Jerusalén, los lectores de El País nos hemos quedado sin su columna casi diaria. No sé tú, pero no creo merecer este castigo.
10/11/09
Pd.: Hoy, viernes 19 de octubre de 2012, Enric González publica en Jot Down su carta de despedida de El País: » Después de 27 años en El País, creo que debo irme. La decisión de despedir a un tercio de la redacción me permite acogerme, sin negociaciones particulares, a la indemnización que se establezca para el colectivo. El País ha hecho por mí mucho más que yo por él y hasta no hace mucho confiaba en que pese a la crisis, la general y la del sector, lograría superar sus disfunciones. Ya no confío. Conviene, sin embargo, subrayar algo: en 1976 trabajaba en la Hoja del Lunes de Barcelona y cuando llegó a mis manos el primer ejemplar de El País pronuncié una frase lapidaria: “Esto no dura seis meses”. Como se ve, carezco de dotes proféticas».
Como véis, el castigo aumentó y mucho. Podéis leer la carta íntegra en este enlace