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La llave de cristal


Dashiell Hammett

Un robo. Yo quería robarle el título de mi blog a Hammett. Pero cuando abrí la caja fuerte descubrí que otro tipo con tan pocos escrúpulos como yo se había llevado la llave de cristal.

Es fácil profanar un cadáver literario, aunque a Dash no habríamos sido capaces de sostenerle la mirada ni tres jodidos segundos, ni con nube de humo incluida, cigarrillo en la comisura de los labios y un vaso de whisky en la mano. Imposible imitarle sin ser ridículo.

Leí ‘La llave de cristal’ hace muchos años, fascinado por el título… y no recuerdo casi nada. Por eso vivo enterrado entre libros. Una vez pensé que sólo por tenerlos literalmente a mano los acabaría leyendo, ¡y  releyendo!, que podría recordarlos a golpe de solapa, y me puse a comprar como un loco.

Podría cogerla ahora y volver a releerla. Valoro la posibilidad y la descarto casi enseguida. Releer es una hazaña que sólo he logrado con un puñado de libros.  Pero voy a leer una biografía de Hammett que compré hace años, cuando trabajaba en la Casa del Libro.

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Recuerdo a Hammett delgado, siempre trajeado, con bigote, con sombrero, como todos los norteamericanos entre 1900 y 1960. Le imagino apostado en una esquina. Vigila  una casa. Horas y horas, un montoncito de colillas aplastadas. Hasta que confirma que Mary engaña a John, como el pobre tipo pensaba cuando contrató sus servicios como detective de la Pinkerton.

Le veo en un cuadro de Hoper, tomando una copa en una cafetería luminosa en mitad de la noche. Siempre le veo agarrado a una copa, entre una nube de humo. Ray Milland en ‘Días sin huella‘, apoyado en una barra salpicada de una cadena de círculos vacíos marcados a whisky.

Este es el retrato falso del hombre delgado al que quería robar. Si queréis charlar con él es fácil. Hay una biblioteca Hammett de bolsillo que ha vencido al tiempo. Está llena de detectives solitarios, cínicos y románticos, mujeres fatales y gánsteres que parecen honrados tíos de una ong al lado de los políticos y periodistas que les acompañan. Y en todos, como en los mejores libros, hay una llave de cristal para abrir la caja fuerte de la realidad.

‘Dashiell Hammett. Bioografía’. Diane Johnson. Seix Barral. Barcelona, 1986. 400 páginas, descatalogado.

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