No sé por qué la última gran operación de Garzón se llama ‘Gürtel’. Vale, gürtel significa correa en alemán y Correa es el supuesto jefe de esta presunta trama de corrupción cuyos tentáculos se extienden cada día. Pero se me ocurren decenas de lenguas con cinturón. El alemán es una lengua exigente que arrastra toda una serie de etiquetas tópicas. Suena autoritaria, dictatorial, severa. Prusianos y nazis tienen gran parte de culpa. Acuñaron palabras terribles para nombrar el horror que crearon. Konzentrationslager, por ejemplo. Pero la lengua de la destrucción fue también la lengua de la libertad.
“Als die Nazis die Kommunisten holten, habe ich geschwiegen; ich war ja kein Kommunist (…) Als sie die Juden holten, habe ich nicht protestiert; ich war ja kein Jude. Als sie mich holten, gab es keinen mehr, der protestieren konnte”.
“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista (…) Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”.
Brecht según Tullio Pericoli
Gracias a Francisco Camps he descubierto que este poema no era de Brecht, como él, o el autor de su discurso, y yo creíamos. El autor de estos versos es un pastor luterano: Martin Niemöller. Niemöller fue arrestado en 1937 y permaneció en el campo de concentración de Dachau hasta 1945. Sus versos contra la pasividad ante la tiranía, este Brecht que no es de Brecht, pertenecen en realidad al sermón que dio en la Semana Santa de 1946, apenas un año después del final de la IIGM. Una guerra terrible que había terminado con la destrucción física y moral de Alemania.
Pero en algún momento a Niemöller le robaron el poema y se lo atribuyeron a Brecht. No creo que el autor de ‘La resistible ascensión de Arturo Ui’ – resistible, ojo – lo necesitase. Pero supongo que los recitadores preferían creer que era un poema en lugar de un sermón y que su autor era un dramaturgo comunista en lugar de un pastor luterano. Citar un sermón no es progre. En todo caso, me parece fuera de lugar la cita de Camps. Porque el sermón es, sobre todo, una denuncia de una pasividad cómplice que desembocó en el ‘No sólo Hitler‘ del reino de terror nazi. Una pasividad en la que podemos naufragar sin esfuerzo.
19/02/09