Creo que este blog exige más regularidad que un artículo semanal, pero no tengo tiempo. Así que voy a quitarme la careta y a robar con más descaro, sin tiritas en las huellas dactilares, sin barba postiza, con tirantes de banquero.
A partir de hoy inauguro este artículo infinito construido con retales. Los mejores, los que más me han gustado de los libros que he leído. Un Frankenstein de caricatura, con zapatones y margarita entre manazas que comienza con la prosa de un poeta: Jaime Gil de Biedma.
“Y preguntarme por qué no escribo inevitablemente desemboca en otra inquisición mucho más azorante: ¿por qué escribí? Al fin y al cabo, lo normal es leer. Mis respuestas favoritas son dos. Una, que mi poesía consistió – sin yo saberlo – en una tentativa de inventarme una identidad; inventada ya, y asumida, no me ocurre más aquello de apostarme entero en cada poema que me ponía a escribir, que era lo que me apasionaba. Otra, que todo fue una equivocación: yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema. Y en parte, en mala parte, lo he conseguido; como cualquier poema medianamente bien hecho, ahora carezco de libertad interior, soy todo necesidad y sumisión interna a ese atormentado tirano, a ese Big Brother insomne, omnisciente y ubicuo – Yo.”
Este párrafo magistral pertenece a ‘De las personas del verbo’, una antología editada por Galaxia Gutenberg y nació para la contraportada de esta antología publicada por Seix Barral en 1982. Por si os ha gustado… “all the rest is silence”.