“Hola, buenos días”. “Buenas tardes”. “Quería cinco lectores y dos comentaristas, uno creativo y otro follonero”. “¿No le interesa un lector cazatalentos? Lo tenemos rebajado al 50%” “No, lo pediré para Navidades”. “Entonces no costará lo mismo”. “Ya, pero, en fin, no tengo suficiente dinero ahorrado. ¿Cuánto le debo?” “Son 240 euros con 55, por favor”.
Y, entonces, desperté, empapado de sudor y con 39,3 de fiebre. Eficacia digital. La luz del flexo acabó de difuminar la imagen de ensueño de ese almacén en el que los blogueros de laSexta hacíamos cola para comprar lectores. Bueno, algunos. Porque @javiergomeztv firmaba autógrafos entre los gritos de las fans de su club y una voz femenina interrumpía el hilo musical para anunciar que @arandanos presentaría a las siete de la tarde ‘Mi vida con Viggo‘, su último libro.
Volví a quedarme dormido y entonces soñé con los ogros. Es lo que tienen los libros devorados en la frontera del sueño. Enseguida reconocí que estaba en el mismo almacén de la pesadilla anterior y que esa gran tienda era el centro comercial en el que Benjamin Malaussène trabajaba como ‘chivo expiatorio‘. Y allí estaba él, Malaussène, y sus ogros, vigilándose mutuamente.
Benjamin Malaussène, interpretado por Raphaël Personnazen en ‘La felicidad de los ogros‘
Benjamin Malaussène es uno de esos personajes inolvidables con los que uno tiene la suerte de encontrarse muy de tarde en tarde en las páginas de un libro. Un hombre de tinta y papel cuya vida parece más real que mi vida. Hermano mayor de una tribu numerosa y sin padres, dueño de un perro maloliente, juguetón y epiléptico. Y, sobre todo, detective forzoso.
La saga de Malaussène, una serie de 5 novelas, es la gran obra de Daniel Pennac, la puesta en práctica de todos los principios teóricos que explica en ‘Como una novela’. Y el Pennac novelista da lo que le exige el Pennac teórico: una lectura ágil, inteligente y divertida, repleta de personajes originales.
Lo mejor de todo: llegué a este libro gracias a @foodforworm. Gracias, mil gracias, Pablo, por haberme prestado ‘La felicidad de los ogros’ y ‘El hada carabina’. Este blog empieza a funcionar.