“Suele suceder que los escenarios se derrumben. Levantarse, coger el tranvía, cuatro horas de oficina o de fábrica, la comida, el tranvía, cuatro horas de trabajo, la cena, el sueño y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado con el mismo ritmo es una ruta que se sigue fácilmente durante la mayor parte del tiempo. Pero un día surge el “por qué” y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro…”
No termino la cita de Camus que acaba en una disyuntiva de palabras malditas. Volví al mito de Sísifo del argelino gracias a Leonardo y a otro libro, ‘Camus. A contracorriente’, de Jean Daniel, que acaba de llegar a las librerías.
Necesitamos héroes para traicionarlos. Para traicionarnos. Ya no recuerdo si Camus fue mi héroe. Pero mientras escribo estas líneas, me mira desde una foto en la que sonríe. Sin gabardina, sin cigarro, sin su pose de seductor. Sin todos los elementos que construyen la foto que ves ahora.
‘Camus. A contracorriente’, una recopilación de artículos muy heterogénea y desigual, un libro sólo para amantes de Camus, como mi amigo Edu, ha despertado mi interés por los diarios del pensador de lo absurdo y por esa biografía monumental, lectura siempre postergada, que Herbert Lottman le dedicó.
Dejo mi post-it en esta cita de ‘El mito de Sísifo’ y dos páginas más adelante vuelvo a marcar otra línea que me grita en voz alta:
“Seré siempre extraño para mí mismo”
Definitivamente, estos días la piedra pesa demasiado.
‘Camus. A contracorriente’. Jean Daniel. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2008. 200 páginas, 19 euros.
Pd. (11/11/13): Google celebró el centenario de Albert Camus con este doodle. En esta imagen está parado, ¡pero qué mejor personaje que Sísifo para quedar atrapado en la eterna repetición de un doodle!